Si coges a un programador al azar y le preguntas por sus hábitos de trabajo, es muy probable que responda que echa una gran cantidad de horas por la noche, y que estas suelen ser las que más cunden. Puede que algunos prefieran trabajar hasta altas horas de la madrugada, mientras que otros directamente opten por levantarse a las 4 y aprovechar para trabajar unas cuantas horas antes de que comience el ajetreo del día.
¿A qué se deben estos hábitos? ¿Fotofobia? ¿Genes de murciélago? ¿Anti sociales? ¡No! Como explica Business Insider, la principal razón que convierte a los programadores en seres nocturnos es la mayor facilidad para concentrarse a esas horas, y aislarse de cualquier tipo de distracción. Ni ruidos, ni whatsapps, ni actividad en las redes sociales, ni correos electrónicos… Visto de este modo, una habitación o una oficina de noche se convierte en un entorno idóneo para trabajar.
Una de las reglas de oro para aquellos que trabajen con programadores o tengan alguno en su entorno cercano es no distraerles jamás, y en el caso de hacerlo, prepararse para que se muestren molestos y enfadados (se han visto casos en que llegan a la agresión física). Su trabajo requiere una enorme inversión mental, y para lograr la concentración necesaria para empezar a rendir al máximo de su capacidad son necesarias en torno a un par de horas sin ser distraído.
Lógicamente, los programadores no son ninguna especie de súper humanos, y el cansancio también afecta a sus cerebros. Sin embargo, el cansancio mental ayuda a concentrarse, simplemente porque un cerebro agotado no tiene fuerzas para fijarse en otras cosas. Por eso mismo, no es aconsejable tomar bebidas energéticas o altas dosis de cafeína. Trabajar con el cerebro cansado permite concentrarse en el código durante horas, sin ni siquiera acordarse de la existencia de Twitter o Facebook.
Además, mirar la pantalla brillante del ordenador durante horas en una habitación con poca luz altera los ciclos de sueño. Por la misma razón que los especialistas en sueño recomiendan leer un libro antes de ir a la cama para dormir bien (en lugar de ver la tele, o mirar la pantalla del tablet o el smartphone), trabajar por la noche cambia los hábitos vitales, de modo que el cerebro se mantiene -un tanto artificialmente- alerta hasta las 3 o 4 de la madrugada, y termina acostumbrándose a ese ritmo.
Y por último, el poder trabajar por la noche es un punto a favor de los programadores, que enfocan su trabajo de una manera más relajada. A no ser que estén pendientes de la entrega de turno, su trabajo no exige ser acabado a una hora concreta ni seguir un esquema horario fijo. Y en realidad, no hay ningún problema en acostase a las 3 y despertarse a las 11 de la mañana.
Y tú, programador: ¿cuáles son las horas del día en que más rindes?